lunes, 27 de mayo de 2013

POR EL CAMINO ENTRE CASTRONUÑO Y TORO
Día perfecto para caminar. Fresquito por la mañana y no muy caluroso en las horas del mediodía. Sesenta socios de ACASSE-VA se concentraron en la plaza de Castronuño para iniciar la II etapa por el Camino del Levante que nos llevaría hasta Toro, después de patear los veintitrés  km que separan  ambas localidades pasando por Villafranca de Duero. 

Decir que la señalización deja mucho que desear. Algunas flechas han desaparecido y otras están decoloradas pidiendo una nueva mano de pintura. Sería conveniente que a quien le corresponda se pongan lo antes posible manos a la obra para no causar desasosiego a los peregrinos que optan por ese tramo. Les invitamos  que a partir de Medina del Campo tomen el Camino del Sureste hacia Tordesillas, dirección Benavente, en el que no se encontrarán con ningún tipo de problemas fruto del buen trabajo de los componentes de ACASSE-VA. Queda anotada la llamada de atención a los que propugnan el Camino de Levante y la invitación a los futuros peregrinos.
Retomamos la crónica de la etapa iniciada en Castronuño. Con el ritual previo de la foto del grupo con la cartela de la Junta de Castilla y León que colabora con ACASSE-VA en la promoción del Camino de Santiago, se da  la salida dirección al cementerio que se deja a la derecha. La superficie del suelo se encuentra en condiciones idóneas para caminar. Los siete km hasta Villafranca son un continuo de toboganes que hacen mella en las piernas de los peregrinos. 
Pasado el primer kilómetro un grupo de cuarenta caminantes que encabezaba la marcha se “tragan” la flecha amarilla tomando una senda errónea que tuvieron que desandar cuando fueron avisados por los que circulaban en la parte trasera del pelotón. Veinte minutos de retraso produjo el despiste, tiempo que se fue recuperando durante el trayecto. Entre campos de amapolas y tierras recién labradas van trascurriendo los kilómetros. A las diez se realiza el avituallamiento en pleno centro de Villafranca. Empanada, fiambre, jamón y tinto de la localidad reparan las fuerzas un tanto desgastadas por la dureza de este tramo.
Hay ganas de seguir adelante, pues restan dieciséis kilómetros para arribar a Toro. Ahora el terreno se va a ofrecer totalmente llano. Se cruza el canal y se sigue cercano al río Duero entre maizales y choperas. Por una carreterita sin tráfico se avanza hasta el límite de la provincia de Zamora. La hilera de peregrinos, un tanto dispersa, ofrece una auténtica estampa jacobea que inmortalizamos con nuestras cámaras. Ya se ha pasado a una pista de concentración, superficie mucho más agradable para los caminantes que ahora sí, van notando el calor y comienzan a despojarse de parte de la ropa. Se llega a la urbanización el Gejo. Toro, con su esbelta Colegiata,  parece alcanzarse con la mano, pero aún quedan aproximadamente seis km. 
A través de una larga recta, siempre acompañados de choperas a nuestra derecha, embocamos el puente romano sobre el Duero, en un estado de abandono que decepcionó a propios y extraños. ¡Una pena! con desconchones y hierbajos por doquier que dificultan la aproximación al pretil. Toro nos vigila desde lo alto. La empinada y durísima cuesta que nos lleva a los pies de la colegiata deja sin respiración a los caminantes que ascienden con lentitud. Enseguida se  recuperan líquidos y frescura en las terrazas de los bares de la ciudad en las que destaca sobremanera el azul celeste de nuestras camisetas con la leyenda:”Camino de Santiago del Sureste, Valladolid”. La famosa “Albocela” del pueblo vacceo guarda la belleza de sus numerosos monumentos dignos de ser visitados. Era la una y media del mediodía.

Tras el descanso nos reunimos para comer en el restaurante Capuchinos. Yosu, el jefe de cocina, preparó unos platos que hicieron las delicias de los setenta comensales, algunos llegados a la hora del yantar. En la sobremesa se felicita a Isabel, por su cumpleaños y a Juan Carlos y Ana (que se conocieron durante la peregrinación que ACASSE-VA organizó  el AÑO SANTO del 2.010) por su cercana boda. Los tres invitaron a pastas y licores artesanales. Como ya es costumbre, se cerró la jornada con cánticos y bailes tradicionales. A las seis de la tarde partimos hacia Tordesillas. 

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