viernes, 17 de julio de 2015

FIN DEL CAMINO DEL SURESTE
Queda lejos aquel 25 de octubre del pasado año cuando los peregrinos de ACASSE-VA iniciamos el recorrido, una vez más, del Camino del Sureste en la localidad abulense de Tiñosillos. Por delante se presentaban siete etapas para completar los 165 kilómetros que nos separaban de Benavente donde se llegó el día de 27 de junio. Intercaladas a estas siete jornadas se realizaron otras por el Camino Francés siempre coincidiendo con el último sábado de cada mes y la peregrinación desde Torres del Río (Navarra) hasta San Juan de Ortega (Burgos).
El objetivo que se perseguía en el recorrido del Camino del Sureste era  comprobar el estado de la señalética en cuanto a cartelas, flechas amarillas y mojones para una actividad posterior consistente en reparar aquellas deficiencias que se hubiesen detectado.
ACASSE-VA se siente satisfecha por el gran respeto que muestran tanto los peregrinos como el resto de usuarios que transitan por los caminos de nuestro entorno. Solamente hubo que reforzar la pintura de algunas señales que se habían decolorado con el paso del tiempo. No cabe duda que el mantenimiento de la señalética en perfecto estado es uno de los puntales en los que se sustenta la actuación de nuestra asociación. Cuando los peregrinos avanzan por el camino con la seguridad de no perderse, sobre todo en zonas confusas, al encontrarse con las indicaciones correctamente situadas, es una invitación a seguir nuestra ruta que ellos mismos trasmiten a otros caminantes consiguiendo así una publicidad gratuita y efectiva.
Pero vayamos a la última etapa entre Villalpando y Benavente del mes de junio. Dos circunstancias la hacían un tanto preocupante, la larga distancia y el tiempo atmosférico adverso.
A las nueve de la mañana se salía junto a la Puerta de Santiago de Villalpando. Medio centenar de peregrinos nos disponíamos a afrontar un recorrido que se ofrecía como un reto. Pasado el cementerio y el río Valderaduey se transita por un camino duro y pedregoso que dificulta el caminar aunque no es óbice para marcar un ritmo bastante acelerado. Rodeados de tierras cerealistas con la cosechas ya recogidas se avanza hacia Cerecinos de Campos donde nos encontramos, a nuestro modesto entender, una incongruencia que no es lo habitual en los trazados de los Caminos de Santiago. Mientras ACASSE-VA tiene su señalización a través del pueblo y pasando junto a la iglesia, no sabemos qué organización de la provincia de Zamora ha puesto unos mojones dirigiendo a los peregrinos por la carretera que circunvala la población. Esta misma situación se repite en San Esteban del Molar colocando al camino y a los peregrinos a espaldas de ambas localidades. Sería bueno conocer la motivación de tan desafortunada decisión.
Pasado Cerecinos se toma una antigua zona asfaltada en la actualidad totalmente descarnada, que durante un largo kilómetro empeora la marcha. Por aquí transitan los caminantes prácticamente agrupados. El sol apretaba de lo lindo y no existía la posibilidad de refrescarse junto a alguna zona sombría puesto que durante 22 kilómetros no existe ni un solo árbol al que poder arrimarse. Estas etapas son las que quedan para el recuerdo y las que se cuentan entre los peregrinos, por su dureza. Los últimos kilómetros para llegar a San Esteban se hicieron por una pista de concentración rectilínea con mucha gravilla y con continuos toboganes haciendo que el caserío apareciera y desapareciera en el horizonte en repetidas ocasiones. Aquí se hizo una parada para refrescar y reponer fuerzas.
Restaban 14 kilómetros para Benavente y se decidió que aquellos que lo desearan tomaran el autobús hasta la pasarela existente en Paradores de Castrogonzalo, punto donde se funden el Camino del Sureste con la Vía de la Plata procedente de Zamora. Solo 6 aguerridos andarines -¡nunca mejor dicho!- continuaron su andadura aventurera hasta la ciudad benaventana. El resto partió de nuevo desde Paradores. El tránsito por el puente medieval sobre el Esla y la zona de arbolado creó falsas expectativas  a los peregrinos pues tras salvar la autovía por un paso inferior apareció el asfalto que con el calor sofocante serían compañeros de fatigas hasta las calles de Benavente. A las dos del mediodía un merecido refrigerio y el excelente menú preparado por el restaurante Cambados cerraron la jornada jacobea.
Había finiquitado el Camino del Sureste. Grata experiencia, sobre todo, para los asiduos a esta actividad que tanto ha calado entre componentes y simpatizantes de ACASSE-VA. La previsión es continuar por la Vía de la Plata hasta Astorga y empalmar con el Francés. Pasadas las vacaciones agosteñas retomaremos el camino. Feliz verano a todos nuestros lectores.


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